QUITO
— El terremoto más fuerte que haya golpeado a Ecuador en décadas dejó
traumatizado al país, con una gran cantidad de edificios colapsados en
una franja de destrucción que se extiende por cientos de kilómetros. Más
de 200 personas murieron y cientos resultaron heridas.
El
Presidente Rafael Correa interrumpió su visita oficial a Europa y
decretó una emergencia nacional tras el terremoto de magnitud 7,8
sucedido la noche del sábado que sacudió la costa central. Los efectos
se sintieron en la capital, Quito, y en regiones de Perú y Colombia.
Al mediodía del domingo, el Presidente Correa dijo en un mensaje de Twitter que al menos 233 personas murieron por el sismo.
Ecuador
tiene una larga historia de terremotos destructivos pero el de este
sábado, que según algunas versiones duró más de un minuto, se cree que
es uno de los más poderosos desde los años setenta.
Algunos geólogos dijeron que su fuerza fue 20 veces mayor que el mortífero terremoto que sacudió al sur de Japón
la semana pasada. El vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, dijo que
más de 570 personas resultaron heridas, informó The Associated Press.
El centro del terremoto se ubicó a 25 kilómetros al sureste de Muisne, Ecuador, informó el Servicio Geológico de Estados Unidos.
El
decreto presidencial de emergencia expande la autoridad gubernamental
en seis de las 24 provincias del país. El estado de excepción se declaró
en todo el territorio nacional. Las muertes se registraron en las
provincias de Esmeraldas, Manabí y Guayas, a lo largo de la frontera
norte con Colombia.
Entre
los fallecidos está un menor de edad que se cayó por las escaleras en
un centro comercial en la ciudad portuaria de Guayaquil y otro que murió
tras el colapso de un puente en esa ciudad, según informó Teleamazonas.
Adriana
Villacís, una enfermera de 40 años, estaba con su esposo y su hijo en
un supermercado a unos 30 minutos de Quito cuando los
productos comenzaron a caer al suelo.
“Lo
primero que hice fue proteger a mi hijo y buscar la salida, pero una
parte del techo se cayó, y yo estaba congelada”, dijo. “Gracias a Dios
que no sufrió ningún daño físico, pero mi hijo vomitó por el shock”.
En
el distrito de Pedernales, cerca del epicentro, un gran número de casas
colapsaron y dañaron vehículos que estaban estacionados en la calle.
En
la avenida Mariscal Sucre, al norte de Quito, los postes se cayeron y
causaron pánico entre los conductores. Jorge Espinel decidió estacionar
su auto para evitar un accidente.
“Fue terrible, un shock”, dijo. “No tengo palabras para expresar lo que sentía”.
En
Quito, donde el temblor se sintió durante unos 40 segundos y los
residentes salieron a las calles por el miedo, el terremoto afectó la
electricidad y los servicios de telefonía móvil en varios barrios.
El
alcalde de Quito, Mauricio Rodas, dijo que hubo desprendimientos de
rocas en las carreteras que conducen a la capital y reportó que las
paredes de muchas casas también se cayeron. Sin embargo precisó que no
se han reportado víctimas mortales ni heridos en la ciudad.
En
Guayaquil, un paso elevado se derrumbó encima de un auto, y el techo de
un centro comercial fue afectado. En Manta, el aeropuerto se cerró
después de que la torre de control sufrió daños severos.
El Pacific Tsunami Warning Center
dijo que la amenaza de tsunami por el terremoto ya había pasado. El
sismo tuvo una profundidad de casi 20 kilómetros. Varias réplicas,
algunas tan fuertes que alcanzaron una magnitud de 5,6, sucedieron
después del temblor inicial.
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